La educación técnico profesional supone el desafío de desplegar los conocimientos, habilidades y actitudes de un estudiante en un campo específico de saberes que correspondan a su especialidad. Para lo anterior, el modelo de formación por competencias demanda al docente orientar y apoyar el aprendizaje del joven en las dimensiones del ser, hacer y conocer, considerando que éste lleve a la práctica lo adquirido en el proceso de enseñanza aprendizaje.
Conocer
Refiere a que el joven cuente con conocimientos técnicos específicos asociados a su especialidad considerando procesos, materiales y tecnologías de punta. Ahondando al respecto, uno de los principales desafíos del docente de la EMTP es potenciar los conocimientos de los estudiantes en habilidades generales de matemáticas y letras (1) considerando la necesidad del joven de contar con esta base para continuar formándose tanto para el ingreso a la educación superior como al mercado laboral. Esta oportunidad de mejora cobra especial relevancia al día de hoy, teniendo en cuenta, primero, que un número sustantivo de estudiantes de EMTP aspira a continuar sus estudios hacia el nivel terciario y, segundo, que los campos de desempeño de las especialidades se encuentran en permanente transformación, lo que implica que se necesitan trabajadores con habilidades básicas potentes para la búsqueda y generación de conocimiento (2, 3).
Hacer
Supone que el joven cuente con un conocimiento práctico que le permita experimentar y buscar soluciones a las situaciones que se le presenten. El desafío del docente al respecto es generar instancias de aprendizaje significativo en sus estudiantes, de manera de potenciar su proceso formativo a través de la aproximación a las condiciones de desempeño profesional real. Para lo anterior, es fundamental contar con una gestión educativa capaz de establecer vínculos o convenios con empresas que reciban permanentemente a los estudiantes.
Ser
Apunta a que el estudiante cuente con un campo actitudinal vinculado a saberes de su especialidad como a la ética laboral en general. En la práctica, los docentes deben intencionar actitudes que acompañen los procesos del hacer, considerando que éstas requieren situarse en contextos específicos que les den sentido. Esta oportunidad de mejora es especialmente relevante considerando que los empleadores ponen más énfasis en contar con jóvenes más preparados en habilidades genéricas de empleabilidad que en conocimientos específicos de su especialidad. Ello se debe a que éstos últimos se vuelven obsoletos en un corto período de tiempo (1). Algunas de las habilidades más demandadas son: adaptación, autonomía, proactividad, capacidad de trabajo en equipo, disposición a enfrentar desafíos y problemas complejos. Loreto Jara, especialista en política educativa e investigadora de Educación 2020, indica al respecto: “los docentes están llamados a desarrollar habilidades comunicativas para el empoderamiento y la participación, y habilidades científicas y ciudadanas para impulsar el pensamiento crítico, la creatividad y colaboración, así como sentido de la curiosidad, la iniciativa, la persistencia, la adaptabilidad y la conciencia social”.
¿Qué se espera del docente?
Desde la implementación curricular del modelo de formación por competencias en la EMTP, luego de la reforma del 98’, se demandó a los docentes modificar sus modelos de enseñanza, las formas de evaluar los aprendizajes, la didáctica, la gestión, los recursos utilizados, y contar con competencias pedagógicas o capacidades de docencia (Meller y Brunner, 2009). No obstante, distintos estudios advierten sobre el desafío que presenta el país de contar con profesores capacitados para la docencia en el contexto de la formación técnico profesional, esto es, considerando la formación desde el conocer, hacer y ser dentro de una especialidad (4, 1, 5).
Para fortalecer este aspecto, se requiere docentes atentos a los avances tecnológicos y curriculares que puedan facilitar el aprendizaje de los estudiantes volviéndolos protagonistas de sus propios procesos formativos (5). Considerando su rol de facilitador, las distintas dimensiones del proceso formativo y el compromiso con la equidad que esta modalidad se ha planteado, se espera que el docente:
- Identifique las características socioafectivas de sus estudiantes y sus necesidades formativas de manera previa al desarrollo del curso.
- Planifique estrategias metodológicas para el logro de los aprendizajes de los estudiantes, considerando la necesidad de flexibilizar sus recursos.
- Escoja y utilice diversas metodologías para impulsar el aprendizaje de los estudiantes.
- Motive la participación de los estudiantes en el proceso de enseñanza-aprendizaje.
- Construya instrumentos de evaluación de los aprendizajes que apunten a retroalimentar al estudiante, planteando esta instancia como un momento formativo más.
La expectativas es que los docentes de la EMTP se encuentren vinculados directamente a la industria para potenciar los puntos mencionados a través de una formación pertinente y significativa, asociada a las características de entornos productivos particulares (Ibíd.). De ahí deviene la importancia de contar con personas especializadas en sus áreas de desempeño, que den cuenta de todas las competencias disciplinarias y genéricas requeridas, y estén preparados para ofrecer instancias pedagógicas adecuadas (1). Con todo, la formación técnica requiere que el docente identifique y contextualice contenidos, los plantee adecuadamente en términos metodológicos considerando las características de los contextos de desempeño profesional, los enfoques y recursos especializados, y las características de sus propios estudiantes.
(1) OECD (2009). Learning for Jobs. OECD Reviews of Vocational Education and Training Chile: A First Report.
(2) OIT (2010). Catálogo de competencias clave para la innovación en el trabajo. Dirección General para la Innovación Laboral.
(3) OCDE (2011). Skills for innovation and research. What are the Skills needed for innovation?
(4) Meller, P., Brunner, J.J. (2009) Educación técnico profesional y mercado laboral en Chile: un reader.
(5) Barrientos, C., Delgado, A. (2015). Formador de la educación superior técnico profesional: Percepciones sobre su trabajo docente. Estudios Pedagógicos XLI, N° 1: 45-61.