En el contexto rural, los aprendizajes se interrelacionan y la colaboración es esencial para lograr una educación integral. En esta nueva entrevista conoceremos el valor de trabajar en equipo y dar a conocer todas las dimensiones cognitivas y emocionales de las y los estudiantes.
María Carolina Moraga Peñailillo es profesora encargada del establecimiento rural Escritora Marcela Paz de Salto de Agua, en la comuna de Pelluhue. Su labor se remonta al año 2011 y desde entonces ha cultivado el valor de la identidad, el entorno social y el vínculo con la naturaleza como base para desarrollar el curriculum escolar.
Junto a su equipo, conformado por María José Cáceres, Fonoaudiología; Fernanda del Río, psicopedagoga del equipo PIE; Karin Vega, profesora de Inglés; Roberto Cáceres, profesor de música y Alex Zapata Palma, asistente de aula permanente, quien ha sido el propulsor de la valoración e incorporación del cine en la escuela, han iniciado el camino del cine como método de enseñanza y aprendizaje.
Para la docente, desarrollarse en una escuela rural es una experiencia que permite expresar la vocación por enseñar en toda su magnitud. También, recalca, que es un espacio donde se necesita del otro, valorando a las personas por su entrega y compromiso por la educación.
La innovación como fuente de una educación integral
En esta escuela, el arte se ha transformado en fuente para el despliegue de experiencias que permiten asegurar la trayectoria escolar y disminuir las brechas de desigualdad socioeconómica. La innovación por medio del cine también abarca el ámbito socioemocional, donde las y los estudiantes adquieren herramientas para su crecimiento espiritual.
La primera experiencia con Ojo de Pescado ocurrió en el año 2021, donde niñas, niños y jóvenes expresaron su mundo interior a través del corto “Entre bichos” ocupando cómo técnica el stop-motion y su propio relato. También, invitaron a las y los estudiantes a participar como jurado en la décima edición del Festival, lo que fue una experiencia maravillosa, menciona María Carolina.
El cine potencia los aprendizajes integrales, afirma la profesora, ya que al incorporarse al aula como estrategia, permite atender todas las dimensiones del ser de cada estudiante, las que son necesarias para estimular el aprendizaje con sentido y significado.
En este quehacer, cuerpo, razón y espíritu se unen. Además, el trabajo colaborativo y la posibilidad de trascender con sus creaciones, fortalece el sentido social y espiritual que puede tener una tarea escolar.
Cine y ABP
La segunda experiencia la escuela Escritora Marcela Paz, ocurre en el año 2022, donde se capacitó a docentes en ABP y técnicas audiovisuales en formato virtual, y otra de producción de material audiovisual de forma presencial.
Trabar con ABP “nos permitió reflexionar mucho en torno a los espacios de participación de las y los estudiantes en el proceso de su aprendizaje, escuchar su voz era lo que resonaba en nuestra cabezas”, destaca.
La metodología ABP está vinculada directamente con las habilidades del siglo XXI. Además, todo el trabajo se realiza de forma colaborativa: “se debe comunicar durante el trabajo en clase proponiendo y escuchando ideas y opiniones, se comparte el producto final, se resuelven problemas, se aprende a ser flexible. Creemos que la metodología ABP y el cine en el aula son como un volcán de oportunidades para que el aprendizaje sea verdadero, fortaleciendo las habilidades de comunicar, colaborar, crear y pensar, tanto en estudiantes como en docentes guías”.
Esta experiencia invita a reflexionar cómo la innovación, y en este caso específico, el cine, es una oportunidad de desplegar unas serie de habilidades y herramientas para estudiantes y equipos docentes, que favorecen un aprendizaje más completo e inclusivo.
Si quieres comenzar una experiencia como esta, toma en cuenta las palabras de la docente: “para llevar a cabo un proyecto cinematográfico, se requiere, primero que todo, creer que se puede”.