El solsticio de invierno es un periodo en donde el sol se acerca a la Tierra, época en donde es posible iniciar una nueva siembra. Ese conocimiento lo sabían desde hace muchísimos años los pueblos originarios de Chile, los que celebran con rituales y ceremonias esta etapa del año.
Desde 1998, el Estado reconoce esta celebración cada 24 de junio, incorporándola al calendario escolar y cada vez más, los establecimientos conmemoran esta fecha. En educarchile, te presentamos un Kit en donde podrás descargar actividades y recursos de Lenguaje y Comunicación, relacionado con esta temática, que te permitirá desarrollar habilidades para el siglo XXI de tus estudiantes de 3° básico, 7° básico, y 2° medio y tener una clase activa con tu curso.
Desde 1998, se conmemora cada 24 de junio el Día Nacional de los Pueblos Indígenas de Chile. ¿Sabes por qué se eligió esa fecha? El motivo, es que la cosmovisión de los pueblos originarios de nuestro país contempla durante el inicio del solsticio de invierno - que va desde el 21 al 24 de junio- rituales y ceremonias espirituales de renovación y purificación para celebrar que el sol se acerca a la Tierra y comienza el tiempo de una nueva siembra.
De esta forma, el Estado chileno busca avanzar en el respeto y valoración por los descendientes de los pueblos que habitaban este territorio antes de la llegada de los europeos. En los últimos años y gracias a la mayor valoración que hacemos de los pueblos originarios, es que los establecimientos educacionales de nuestro país incluyen entre sus conmemoraciones esta celebración.
Cada pueblo originario denomina de distintas formas a la fiesta del Año Nuevo. Así, en lengua Mapuche se nombra como We Tripantu; en Aymara, Machaq Mara; en Quechua, Inti Raymi; en Rapa-Nui, Aringa Ora o Koro; y en Atacameña, Likan Antai. Desde su cultura, todos festejan con diversos ritos un nuevo ciclo de la naturaleza. A continuación, ahondaremos en algunas de ellas.
Machaq Mara
Desde Tiawanaku, principal centro religioso andino, hasta Iquique en Chile, el pueblo aymara espera el nuevo sol cada solsticio de invierno, en un cerro sagrado (mallkus), en dirección al este. Un yatiri, autoridad espiritual aymara, inicia la ceremonia con el sacrificio de un llamo, a través del cual ve cómo será el nuevo año, observando las palpitaciones del corazón e hígado. Si estos órganos palpitan poco tiempo, es un augurio de un mal año. Si continúan palpitando más tiempo, significa que la comunidad tendrá buenas cosechas y agua suficiente.
Antiguamente, el yatiri usaba un pectoral de oro que reflejaba los primeros rayos del sol, dirigiéndolos hacia un recipiente lleno de lana de llamo, la que se encendía al contacto del calor irradiado. Este fuego se repartía entre los representantes de todos los suyus, quienes lo llevaban a sus comunidades. En la actualidad, con la llegada de los primeros rayos del Tata Inti (Padre sol), las comunidades aymaras en Arica celebran el Machaq Mara en el sector denominado "Cerro Sombrero".
We Tripantu
Durante la noche del solsticio el pueblo mapuche espera hasta el amanecer la llegada del "nuevo sol que regresa", en el We tripantu. Antes de que el sol se oculte en el horizonte, se realiza el Yeyipun, con la presencia de los invitados invocándose a los antepasados de "los cuatro abuelos", ceremonia que es dirigida por una o un machi, o por el longo (jefe, cabeza) de la comunidad. Además, comparten el mudai y las comidas tradicionales, como los piñones, el muylkín y las sopaipillas.
La escuela de Karelmapu, ubicada en la comuna de San Ramón, Santiago, ha incorporado a su quehacer educativo el rescate de la tradición del We Tripantu. Cada año en la noche del 24 de junio, la comunidad se reúne: llegan los padres, los niños, los vecinos, incluso desde lugares distantes. Nunca llegan menos de 150 personas. Primero, se hace una limpieza del terreno, que se traduce en una danza de un grupo de estudiantes, se coloca un canelo al centro y así se ordena el espacio para espantar los malos espíritus.
"Se instalan algunos alimentos para dar gracias a Chau Guenechén ("padre dios") por los cultivos, por lo que se espera de este nuevo año que comienza", explica la directora del establecimiento, Rosa Llancaqueo. Después llega el machi y saluda a la comunidad, iniciando una rogativa que incluye oración y baile. Después bendice los alimentos e invita a la comunidad a incorporarse al baile. "Esto se hace en el patio porque tiene que ser en terreno de tierra, después vamos al comedor de la escuela donde la gente come los alimentos”, añade la directora.
Aringa Ora o Koro
Al comienzo del solsticio de invierno, los rapanui realizan Aringa Ora o Koro, culto a los antepasados, frente a los altares ceremoniales, llamados "Ahu Moai". El rito simboliza una nueva temporada de siembra de los recursos naturales, tanto terrestres como marinos. Se rinden homenajes a los patriarcas de las familias, junto a los linajes y parientes de la comunidad, alrededor de un gran curanto. "Ainga Oro o Kora" significa el rostro vivo del Patriarca.
Solsticio de invierno
Las antiguas comunidades consideraban de suma importancia conocer con exactitud el momento en que cambian las estaciones para saber cuándo comenzar las actividades de siembra y cosecha. La forma más evidente de dividir el tiempo es utilizando los días y noches como unidades básicas. Luego, no resulta difícil constatar que la luna repite sus fases cada 29 días. Observando el horizonte es posible darse cuenta de que cada 365 días el sol sale por el mismo lugar. Todos estos datos nos hablan de los ciclos de la naturaleza.
Desde siempre las personas anhelaron ordenar los días, meses lunares y años solares en un mismo sistema para medir el tiempo, de modo que los meses lunares fueran múltiplos de los días, y los años solares fueran múltiplos de los meses lunares. Esto, sin embargo, es matemáticamente imposible, ya que un año hecho de 12 meses lunares (29,5 días cada uno) no calza con el año solar.
El calendario gregoriano -por el cual estamos regidos- señala el 31 de diciembre como último día del año y el 1 de enero como el primer día de uno nuevo. Su nombre se debe a las reformas que el papa Gregorio XIII hizo en 1582 al calendario creado por Julio César en el año 46 a.C. Según este calendario, un año dura 365 días (366, si es un año bisiesto), cifra que corresponde a la cantidad de tiempo que toma nuestro planeta en dar una vuelta completa alrededor del sol.
No obstante, esta afirmación es relativa, ya que considera a la Tierra como punto de referencia. Los demás planetas del Sistema Solar también giran alrededor del sol, y demoran una cantidad de tiempo diferente. Mientras más lejos están, más tiempo demoran en su movimiento de traslación. Asimismo, esta división del tiempo es natural de los países que se encuentran en el hemisferio norte, lugar de origen de la mayoría de los imperios o reinos que conquistaron el hemisferio sur.
Y es que en el hemisferio sur, el inicio de un nuevo año es durante el mes de junio (alrededor del 21 de ese mes), fecha en que se produce el solsticio de invierno. Es la noche más larga del año y la ocasión en que el sol se encuentra más lejos del polo. Desde esa noche los días se hacen más largos y comienza a acercarse la primavera.
Kit de recursos
En educarchile hemos preparado un kit, en donde podrás encontrar actividades y recursos que te servirán para abordar este tema con tus estudiantes de tercero básico, séptimo básico y segundo medio, en la asignatura de Lenguaje y Comunicación. También, te servirá para desarrollar habilidades para el siglo XXI, como la comunicación, la formación ciudadana y el pensamiento crítico. ¡Ingresa al kit de recursos aquí!