El cambio educativo es hoy. Escuelas, familias, gobierno, instituciones públicadas y privadas y la sociedad civil, necesitan estar alineadas para abordar la pérdida de aprendizajes. Las tutorías son un método que permite mejorar y reactivar aprendizajes, las que pueden apoyar el proceso educativo de niñas, niños y jóvenes. Conocimos a dos especialistas en el tema, que entregan sus observaciones y puntos de vista para que este método resulte más efectivo.
Una tutoría consiste en acompañar a estudiantes que requieren de apoyo especial para mejorar sus aprendizajes. El tutor o tutora guía en la enseñanza y su propósito es generar un avance en nuevos conocimientos y ayudar en aquellos que se encuentran más débiles. El vínculo que se genera entre el aprendiz y el tutor es clave para transformar el proceso de aprendizaje-enseñanza, de una mirada tradicional, como es la entrega de conocimientos, hacia una postura donde cada estudiante es protagonista de su aprendizaje.
Este método, que lleva tiempo aplicándose en todo el mundo, es una iniciativa que despierta interés para el apoyo al estudiantado que tiene mayores dificultades en sus aprendizajes.
Durante la pandemia, los inconvenientes para continuar con la enseñanza fueron diversos: la falta de conectividad, de acceso a la tecnología y la alta desvinculación escolar, son algunos de los motivos que generaron crisis en el ámbito educativo. Por ello, uno de los desafíos actuales, es reactivar los aprendizajes de niñas, niños y jóvenes, para acortar la brecha de la desigualdad y lograr una educación integral.
En el marco de la Política de Reactivación Educativa, el Ministerio de Educación implementó, durante el 2022, el Programa Nacional de Tutorías de estudiantes de pedagogía de veintiocho universidades que cuentan con Facultad de Educación. En formato presencial y a lo largo de todo el país, las y los tutores, ayudaron a reforzar el aprendizaje a más de cuatro mil estudiantes de docientos treinta y cuatro establecimientos educativos.
Este año, el ministerio dispondrá de un presupuesto de docientos cincuenta mil millones para continuar fortaleciendo aprendizajes, además de víncular a las y los estudiantes y sus familias con sus escuelas. Al mismo tiempo, se espera que se sumen nuevas instituciones de educación superior para aumentar la cantidad de tutores, lo que permitiría tener un mayor alcance y así llegar a más comunidades educativas, para que la reactivarción de aprendizajes sea una oportunidad para todas y todos.
Tutorías para la mejora educativa
Para reforzar los aprendizajes las tutorías son una buena opción para el acompañamiento y la mejora de los resultados académicos. Por otra parte, el apoyo en el área socioemocional también es clave para el desarrollo cognitivo.
Al respecto, Philip Oreopoulos, co-líder del sector de educación de J-PAL (Abdul Latif Jameel Poverty Action Lab), comenta los beneficios y aportes que entrega este proyecto.
La tutoría genera mejoras en las capacidades académicas más que cualquier otro tipo de método. Esta afirmación se basa en diversos estudios que avalan el potencial de entregar una instrucción individualizada, lo que marca una diferencia importante en el aprendizaje.
Si bien, es un programa que puede ser costoso para los establecimientos educacionales, actualmente existen muchas organizaciones que apoyan esta labor, ocupándose de gestiones tan importantes como conseguir tutores idóneos, entregarles formación pertinente y resolver el ámbito ético detrás de este proceso.
Sin embargo, las escuelas no siempre pueden acceder a estas iniciativas por temas económicos. En estos casos, una de las propuestas mencionadas por el especialista es aprovechar las tecnologías actuales, utilizando plataformas creadas para generar avances en estudiantes, entregando ejercicios que permitan reforzar las áreas en las que tienen mayor dificultad. Incorporar esta tecnología al aula permitiría a profesionales de la educación guiar a sus estudiantes en el uso efectivo de este medio y apreciar los avances obtenidos clase a clase.
Consejos para las escuelas
Verónica Cabezas, profesora asociada de la Faculta de Educación de la Universidad Católica, investiga sobre la aplicación y los resultados que este método ha tenido en nuestro país. En el año 2010, participó en la aplicación de tutorías posterior al terremoto del 27 de febrero.
“Luego de ocho años, evaluamos el impacto y si el efecto perduraba en el tiempo. A partir de datos secundarios, como asistencia, notas, tasa de repitencia, retención escolar, SIMCE, entre otras variables, indagamos qué había pasado con las y los estudiantes el año 2018. Encontramos que el efecto de tener un tutor o tutora, con un buen vínculo, que le entrega lo que el o la estudiante requiere, fue una mejora en la tasa de permanencia en el sistema y una leve mejora en su rendimiento académico en enseñanza media”.
Revisa la conversación que sostuvimos con la especialista, quien nos dio interesantes recomendaciones:
Tutorías en las escuelas | |
---|---|
¿Qué consejo le entregarías a docentes y equipos educativos para lograr un trabajo colaborativo y exitoso con un programa de tutores? Lo primero es asegurarse de la calidad del programa de tutorías que se les ofrece. Eso significa indagar en que las y los tutores hayan tenido un buen proceso de selección y formación, tanto en lo curricular como en el vínculo con sus estudiantes. También, que este tenga un sistema interno de coordinación, que demuestre una buena gestión en la búsqueda y seguimiento de sus acompañantes, para ir tomando decisiones en el curso de la tutoría. Por último, que invite a las familias a integrarse y ser partícipes de esta iniciativa, para que puedan saber qué se está trabajando con el o la estudiante. Esto es fundamental para que la tutoría se exitosa. ¿Cuál es el punto de partida para que establecimientos urbanos y rurales puedan aplicar, de forma más autónoma, un programa de tutorías? Mi recomendación es que se puedan abrir a un programa de tutorías con una mirada más amplia y comunitaria, y no quedarse solo con docentes del establecimiento, ya que eso encarece el programa y lo hace insostenible en el tiempo. Para partir, lo recomendable priorizar a estudiantes que tienen más necesidad en lectoescritura o habilidades matemáticas, partir por un nivel de enseñanza, probando un pequeño piloto. Hacer alianzas con organizaciones de la sociedad civil, como Universidades o Centros de Formación Técnica de la zona, que permita acceder a sus estudiantes a desempeñarse como tutores. Colaborar con actores de la comunidad más cercana, que tengan las capacidades, conocimientos, disposición y compromiso, que es lo más importante. Finalmente, pensar en las capacidades internas que requiere la coordinación de tutores, hacer un seguimiento de cómo avanzan, cuantas sesiones han tenido, y tener en cuenta que ellos también requieren de sesiones de aprendizajes, donde puedan compartir sus experiencias y dificultades.
|
Si quieres conocer más sobre esta propuesta, te invitamos a ver el Seminario Evidencia global y local para abordar desafíos educativos que realizó la Universidad Católica junto a la J-PAL.