La imaginación y el cuidado del entorno natural se unen en la Escuela Rural Las Lagunas, donde sus estudiantes manifiestan ideas, sentimientos y entregan su cosmovisión por medio de la creación cinematográfica.
El archipiélago de Chiloé está conformado por varias islas, una de las más grandes es isla Lemuy. En Puchilco, localidad de esta isla, se encuentra la Escuela Rural Las Lagunas, donde Verónica Elgueta, profesora unidocente y sus estudiantes descubrieron que el cine les entrega nuevas posibilidades de aprendizaje.
En el año 2018, con el apoyo de Ojo de Pescado, el establecimiento participó en la creación de un cortometraje animado llamado “La Ballena Perdida”, el cual se realizó colectivamente en un lapso de una semana, empleando la técnica Stop Motión.
Al año siguiente, crearon el “Fortachón, el Protector”, el cual fue seleccionado para participar en el 9° Festival de Cine Ojo de Pescado. Este cortometraje tuvo una excelente acogida por parte del público y, actualmente, está en la programación del canal NTV.
Estas creaciones están basadas en la preocupación de las niñas y niños por la protección de los animales y el cuidado y respeto por el medio ambiente. Este interés es totalmente pertinente al territorio donde ellos se desenvuelven, ya que los paisajes del sur de nuestro país están colmados de flora y fauna muy diversa, que requiere del resguardo de quienes habitan la zona. Por ello, las y los estudiantes quisieron fomentar el espíritu de cuidado a través del cine.
Aprendizajes y nuevas experiencias
Durante el desarrollo de los cortometrajes, comenta Verónica, sus estudiantes pusieron a tope todas sus habilidades y potencialidades, logrando involucrarse al cien por ciento en el proyecto y buscando soluciones: “cuando la lluvia del sur nos jugó una mala pasada, entre todos construyeron un techo de nylon para poder grabar una escena”, recuerda.
El cine como herramienta de aprendizaje es un excelente método a aplicar en las aulas, ya que involucra diversas habilidades que las y los estudiantes necesitan desarrollar, al mismo tiempo que potencia una autoestima positiva al sentirse mucho más capaces y productivos.
Asimismo, el trabajo en equipo se dio en forma espontánea. Al compartir un espacio y objetivo en común se promueve la resolución de problemas, la capacidad de escuchar, de empatizar frente a un problema ajeno y lograr la capacidad de diálogo y aceptación entre pares, lo que permite reforzar su autoestima, sintiéndose capaces de lograr las metas propuestas, menciona Verónica.
Por otra parte, la profesosora señala que este tipo de proyectos proporciona un medio para trabajar objetivos transversales y articular diferentes asignaturas, impulsando el despliegue de habilidades y conocimientos. El uso de tecnologías y técnicas para el crear el cortometraje los introduce en la sociedad digital. En definitiva, el arte cinematográfico es un mundo de posibilidades que hace florecer la mente y espíritu de niñas, niños y jóvenes.
“Toda esta experiencia enriquece culturalmente, contribuyendo a ampliar su mirada de mundo, a diversificar su conocimiento y a desarrollar el pensamiento crítico, habilidades importantísimas en el contexto educacional y social en el que nos desenvolvemos actualmente”, finaliza.
