En el marco del “Encuentro Sociedad Civil Educativa”, organizado por Acción Colectiva por la Educación, Santiago Rincón-Gallardo, director de investigación en el equipo internacional de Michael Fullan, nos invitó a repensar la educación, a romper paradigmas y transformarla en una oportunidad para que niñas, niños y jóvenes se desarrollen en libertad e igualdad.
Santiago Rincón-Gallardo es director de investigación en el equipo internacional de Michael Fullan. Antes de eso, dirigió y promovió iniciativas de cambio educativo en escuelas públicas mexicanas ubicadas en comunidades históricamente marginadas y dirigió Convivencia Educativa, A.C. (ahora Redes de Tutoría, S.C.), organización que catalizó un movimiento de transformación pedagógica en miles de escuelas en México. También, es autor del libro "Liberar el Aprendizaje" (2019), en donde postula que las escuelas convencionales poseen una estructura en la que las y los estudiantes aprenden lo que les enseñan sin cuestionarse lo que están escuchando y, lo más crítico, es que no aprenden a aprender.
A su juicio, esta enseñanza basada en el control deshumaniza, y no es culpa de los individuos que conforman la comunidad escolar, sino de una cultura escolar que se arrastra por más de un siglo. El especialista, uno de los exponentes más destacados en el área del liderazgo para la mejora educacional, resaltó ese punto en el "Encuentro Sociedad Civil Educativa”, organizado por Acción Colectiva por la Educación, que se llevó a cabo en Fundación Chile.
Tras la pandemia, los desafíos de la educación se agudizaron. En ese contexto, el especialista propuso una educación en libertad, que humaniza y propicia la solidaridad, igualdad y democracia.
¿Hacia dónde es necesario dirigir la educación actual?
Rincón-Gallardo planteó la pregunta: ¿Hacia dónde es necesario dirigir la educación actual? La invitación que trae esa interrogante es a pensar en un nuevo paradigma, que parte por cuestionarnos: ¿Para qué educamos a nuestras niñas, niños y jóvenes? Para él, la educación debiera ser un vehículo a través del cual ayudemos a cada estudiante a conocerse a sí mismo, a pensar por sí mismo, a cuidar de sí mismo y de los demás, formando ciudadanos que mejoren el mundo en el que viven.
"El buen aprendizaje no ocurre en relaciones de dominación y control, sino en espacios de diálogo, donde ambas partes aprenden y se transforman, generando un vínculo entre estudiante y maestro donde el primero se siente escuchado, visto, querido, en una relación de igualdad que genera bienestar", enfatizó. Esta es una propuesta que promueve la responsabilidad de aprender por sí mismos, en función de sus valores, de su cultura, de su intuición, lo que fomenta tomar decisiones autónomas.
Bajo este contexto, el investigador aseguró que niñas, niños y jóvenes descubren su poder de aprender y comprender que esta es una práctica de libertad, que involucra emociones y pone sobre la mesa sus propios intereses, además de reconocer que equivocarse en el proceso no es negativo, por el contrario, les permite cultivar su capacidad de levantarse y volver a intentar nuevas ideas y prácticas.
Como docentes nos corresponde encender, inspirar, sostener y diseminar, un movimiento de cambio cultural que transforme la naturaleza del vínculo entre niñas, niños, jóvenes y adultos y también entre políticas públicas y maestros. Estas relaciones deben ser horizontales, donde cada participante comparta sus aprendizajes y se interiorice sobre el otro.
Núcleo pedagógico
En el núcleo pedagógico se juegan tres puntos fundamentales para una nueva manera de enseñar: aprendizaje, bienestar y democracia. El especialista enfatiza que: "este es como el núcleo de un átomo, existe una energía extraordinaria y transformadora al practicar estos tres ejes. Al descubrir su propio aprendizaje, cada estudiante libera esa energía que los hace imparables".
Para llegar a esto es indispensable un cambio cultural, profundo y generalizado, donde los movimientos sociales juegan un rol importante, ya que son fuerzas de renovación, que nos permiten ser críticos y desafiar patrones dominantes para generar relaciones de colaboración, erradicando la dominación.
- En el escenario educativo actual, ¿cuáles son las oportunidades que tiene la sociedad civil para contribuir a la reactivación educativa?
La crisis a causa de la pandemia nos ha entregado la posibilidad de preguntarnos ¿cuál es propósito de la educación? En sociedades como Chile hay un proceso de repensar cómo organizar la sociedad, cuál es el rol de la educación. Esto es muy potente y presenta muchas posibilidades. Estamos en un tiempo de apertura, y yo percibo que aquí hay un sentido bastante claro, no solo de urgencia, sino de saber que no podemos volver a la educación de antes, redefiniendo y repensando cómo se hará educación.
- ¿De qué se trata el concepto del poder para aprender presente en tu libro "Liberar el Aprendizaje" y cómo podría ayudar a reactivar aprendizajes post pandemia?
El poder para aprender es algo para lo que estamos biológicamente diseñados, niñas y niños aprenden mucho y muy rápido. Pasa que en la escuela enterramos la confianza en su poder para aprender, bajo una carga muy pesada de creencias que van adquiriendo, como las etiquetas de “soy demasiado distraído”, “hago demasiadas preguntas”, “no soy suficientemente inteligente”, “no soy bueno para las matemáticas”. Como escuelas deberíamos ayudar a potenciar el poder para aprender. Todos nuestros esfuerzos deberían estar en redescubrir esta capacidad.
- ¿Cuál es el rol de la innovación en el proceso de reactivación después de la crisis?
La innovación tiene un papel muy importante, ya que se trata de mejorar o hacer las cosas de manera distinta, enfrentar o resolver problemas de forma diferente. Cambiar un método de aprendizaje basado en el control a uno que se desarrolle en libertad requiere de innovación. Entonces, debemos pensar cómo aprovechamos la innovación como catalizadora de movimientos mucho más amplios de transformación que ayuden a mover sistemas completos, no solo una escuela, no solo un aula.
- ¿Cómo crees que será la escuela del futuro?
Va a ser una escuela en la que el centro serán los intereses de las y los estudiantes, donde podrán dedicar todo el tiempo que requieran para aprender, dar sentido a preguntas que les intrigan y resolver los múltiples problemas que tengan.
Será sin horarios definidos; las y los estudiantes hablarán más y las y los profesores estarán a su lado para ayudarlos a desarrollar su poder para aprender. Se enseñará poco y se aprenderá mucho y las y los docentes serán modelos a seguir sobre cómo aprender bien. Se trabajará de manera colaborativa en todos los niveles y el aprendizaje será el centro de lo que haremos todas y todos.